reflexiones de un inadaptado

sábado, 4 de noviembre de 2023

Maestro cabreado

Cómo docente, como persona, como ser humano que ha sufrido de niño la negligencia de sus propios padres, de sus vecinos, de sus maestros, aquellos que han permitido el hambre, el frio, el miedo.

No quiero ser profesor de gimnasia, ni si quiera quiero hacer amigos en mi trabajo.

Solo quiero salvar a quien no tiene voz, a quien está pidiendo ayuda sin que nadie lo quiera ver.

Que ningún alumno pase hambre, frío, se sienta privado de un abrazo, de no poder llorar y sentir, porque la escuela debe ser su refugio, la comunidad educativa, su familia.

Porque las cosas no están funcionando, protocolos de acoso, de suicidio, violaciones grupales... Puedes recitar las ordenes y decretos, vomitar a autores que ya no piensan lo que tú dices, en un mundo para el que nadie está preparado, y menos nosotros.

¿Somos ejemplo? De verdad somos tan osados? ¿Cuándo fue la última vez que te pusiste a su altura y le preguntaste de corazón , ¿Qué necesitas? ¿Quieres contarme lo que te preocupa? ¿Eres feliz?

Si sólo nos ocupasemos de lo importante, ¿Habría tiempo para cafés eternos? ¿Corrillos de profesores en patios descuidados? ¿Niños de infantil que deambulan solos por el colegio con sus mochilas llorando por sus mamás? ¿Niños gitanos de infantil llorando por horas ante los ojos de un profesor racista?

Yo lo he visto, y sé que tú también, éstas y otras barbaridades.

Estoy rabioso, roto, derrotado. No me gusta lo que hago, no quiero jugar a este juego perverso pero lo hago, solo para quemarlo hasta los cimientos y sembrar la semilla del cambio, donde más duele.

No hay tiempo, y si os estáis recreando con lo que hacéis, estamos fallándoles sin vuelta atrás.

martes, 17 de marzo de 2009

De las presiones que soporto

Como empezar, esa es una gran pregunta. Realmente no lo sé, en mi cabeza hay existen desde hace un tiempo una cantidad ingente de ideas a las que no les encuentro ni pies ni cabeza, al menos, tal y como me las han explicado.

Nadie de enseña a vivir, si te enseñan a comportarte, a pedir perdón, por favor, dar las gracias, conseguir un trabajo, te enseñan incluso cuales deben ser tus objetivos en la vida, y sientes como cientos de ojos te observan, unos desde la distancia, y otros desde detrás de tu propia nuca.

Sientes presión, presión por todo, presión para que alcances los objetivos que otros no alcanzaron, para que tu familia pueda ponerte como ejemplo a sus amigos y enseñe tus fotos como si fueses un trofeo, un trofeo al padre y madre que han logrado hacer de su hijo lo que ellos querían, muchas veces sin tener en cuenta lo que su propio hijo quiere, porque aunque parezca mentira, los padres coaccionan a sus hijos, cuando son pequeños (tarea fácil), cuando son jóvenes (la edad rebelde le llaman, porqué será) y cuando son adultos. La cuestión es, por qué sentimos la necesidad de buscar la aprovación de los demás? Quizás sea esa la manera de sentirse uno mismo completo? Mi respuesta es NO.

Después de mucho tiempo dándole vueltas, estoy intentando darle sentido a esa maravunta de ideas sin sentido, buscando un por qué a mis comportamientos y a los de los demás, y muchas veces, llego a la conclusión de que las todas estas ideas tienen una respuesta lógica, pero una respuesta lógica que para nada se parece a la que me quieren hacer creer.

He llegado a la conclusión de que cada persona es única, con su pensamiento único, con su manera única de hacer las cosas, de amar y de expresarse, y que esa manera única no es aplicable a otras personas, por lo que yo, que soy genuino, no puedo esperar que otra persona me quiera al igual que yo la quiero, si no que ella me querrá a su manera, salvando el egocentrismo infantil que de adultos nos controla.

Seguidores

Datos personales

Mi foto
Soy una persona preocupada por la realidad social que nos a tocado vivir y un poco despistado en como tomar una dirección en este momento.