sábado, 4 de noviembre de 2023

Maestro cabreado

Cómo docente, como persona, como ser humano que ha sufrido de niño la negligencia de sus propios padres, de sus vecinos, de sus maestros, aquellos que han permitido el hambre, el frio, el miedo.

No quiero ser profesor de gimnasia, ni si quiera quiero hacer amigos en mi trabajo.

Solo quiero salvar a quien no tiene voz, a quien está pidiendo ayuda sin que nadie lo quiera ver.

Que ningún alumno pase hambre, frío, se sienta privado de un abrazo, de no poder llorar y sentir, porque la escuela debe ser su refugio, la comunidad educativa, su familia.

Porque las cosas no están funcionando, protocolos de acoso, de suicidio, violaciones grupales... Puedes recitar las ordenes y decretos, vomitar a autores que ya no piensan lo que tú dices, en un mundo para el que nadie está preparado, y menos nosotros.

¿Somos ejemplo? De verdad somos tan osados? ¿Cuándo fue la última vez que te pusiste a su altura y le preguntaste de corazón , ¿Qué necesitas? ¿Quieres contarme lo que te preocupa? ¿Eres feliz?

Si sólo nos ocupasemos de lo importante, ¿Habría tiempo para cafés eternos? ¿Corrillos de profesores en patios descuidados? ¿Niños de infantil que deambulan solos por el colegio con sus mochilas llorando por sus mamás? ¿Niños gitanos de infantil llorando por horas ante los ojos de un profesor racista?

Yo lo he visto, y sé que tú también, éstas y otras barbaridades.

Estoy rabioso, roto, derrotado. No me gusta lo que hago, no quiero jugar a este juego perverso pero lo hago, solo para quemarlo hasta los cimientos y sembrar la semilla del cambio, donde más duele.

No hay tiempo, y si os estáis recreando con lo que hacéis, estamos fallándoles sin vuelta atrás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Datos personales

Mi foto
Soy una persona preocupada por la realidad social que nos a tocado vivir y un poco despistado en como tomar una dirección en este momento.